Redes sociales: CÓMO INSTAGRAM AFECTA A LA SALUD MENTAL DE LOS JÓVENES
- La Movida
- 14 nov 2024
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 27 nov 2024
Un egresado de la Licenciatura en Comunicación Social de la UNSJ indagó cómo los
estudiantes de la carrera usan y se apropian de Instagram y cómo esto afecta su salud mental.

Por Marina Gallardo 15 de noviembre, 2024
Las redes sociales ocupan gran parte de nuestra cotidianeidad, provocando que, en algunos casos, las horas que pasamos frente a nuestros celulares sean más que las que dedicamos a satisfacer nuestras necesidades básicas. El consumo excesivo de las plataformas afecta nuestra vida cotidiana y nuestra salud mental: cómo nos percibimos, lo que deseamos y lo que hacemos para lograrlo.
La relación que los jóvenes construyen con las redes sociales incide en su salud mental, ya que la cantidad de tiempo y los tipos de contenidos que consumen terminan afectando su percepción de la realidad. El desear lo que los otros tienen, el compararse física o monetariamente, la preocupación por las apariencias o estándares pueden ser causas de un abanico de problemas que afecta a la juventud hoy.
Una reciente tesina de grado titulada “Usos y Apropiaciones de Instagram de Estudiantes de la Licenciatura en Comunicación Social” demostró que, frente a los efectos negativos que causa el consumo excesivo de la aplicación, ciertos usuarios logran luchar y mitigar estos problemas con las mismas herramientas que ofrece la tecnología. En su estudio, el licenciado en Comunicación Social, Leandro Porcel, reconoció que el estudiantado utiliza Instagram para cada esfera de su vida: trabajar, socializar, aprender, conocer temas de interés, informarse, entre otras. Este abanico de posibilidades que permite dicha red social provoca que los usuarios lleguen a estar sumergidos en sus celulares la mayor parte del día, en cualquier tiempo y espacio.
Respecto a esto, a través de entrevistas a los estudiantes de Comunicación Social, el licenciado identificó cómo estos usan y se apropian de Instagram. Porcel dividió en categorías estas prácticas en la red social: socialización, consumo de contenidos periodísticos, laboral, inspiración y comunidad, comercial, uso problemático y activismo y difusión. Entre estas, resulta interesante observar en detalle las categorías de “inspiración y comunidad” y de “uso problemático” para poder identificar mejor los efectos negativos que produce la popular aplicación.
Según Leandro Porcel, la categoría inspiración y comunidad “hace referencia a la noción de comunidad y de personalización de los contenidos que ofrece Instagram”. Aquí, el licenciado expuso que el 90,5% de los estudiantes encuestados afirmó utilizar Instagram para obtener inspiración sobre temáticas de interés personal. Dentro de este tipo de uso, Porcel puso atención en la herramienta “explorar” de Instagram, a la cual consideró como un espacio en el que se presenta un “contenido seleccionado por el algoritmo a partir de distintos parámetros”, es decir, este algoritmo se va a diferenciar en cada usuario debido a sus gustos y preferencias.
Es fundamental reconocer que, a medida que un usuario likea, guarda o comparte publicaciones, comenta o simplemente ve un video por cierta cantidad de tiempo, la aplicación almacena todos estos movimientos para construir un algoritmo que lo mantiene inmerso en él. Este contenido personalizado tiene efectos negativos en la salud de cada usuario. Por ejemplo, si una persona pasa cierta cantidad de minutos viendo publicaciones de gente desconocida compartiendo una vida social activa, saliendo a bares, boliches, cenas o viajes, el usuario termina adentrándose en un estado de comparación constante y preocupante.
Cabe destacar que no se busca generalizar y creer que los únicos usuarios que sufren de ciertos efectos negativos son quienes sólo consumen lo que otros comparten. Según Porcel “los usuarios no solamente interpretan el rol de consumidores, sino de prosumidores, porque generan contenido para una red social que se nutre de ellos”. De este modo, es importante reconocer que la comparación con otros puede incluir la calidad de trabajo del resto con el propio, o las actividades sociales o políticas con las propias en un estado de procrastinación o bloqueo de creatividad.
En la categoría de uso problemático, el 52,4% de los encuestados manifestó que el consumo excesivo de Instagram les produce efectos negativos en su salud mental. Dentro de la tesina de grado, el licenciado expuso cuáles eran aquellos efectos negativos que le producía Instagram a los estudiantes de Comunicación Social. La mayoría manifestó: inseguridad física y ansiedad.

Resultados expuestos en la tesina de grado respecto a los
“efectos negativos” que le producía Instagram a los estudiantes.
En relación a esto, el estudiantado encuestado explicó sus estrategias para “mitigar” estas problemáticas. Algunas de estas consisten en limitar el uso o desinstalar la aplicación. Acá podemos observar dos soluciones distintas: la primera puede tener efectos positivos si el usuario logra equilibrar sus horarios de consumo digital y actividad física o realizando otras actividades fuera de las redes sociales. En el caso de la segunda, esta genera una solución momentánea, debido a que funciona por determinado tiempo. En base a experiencias propias y de conocidos con la red social, es posible decir que se cae en el círculo vicioso de desinstalar y volver a instalar la aplicación en un tiempo prolongado de no más de una semana.
Una pregunta interesante planteada en la categoría de inspiración y comunidad en la tesina, es acerca de si los estudiantes “adiestran su algoritmo”, es decir, si buscan y consumen sólo contenidos de preferencia. Frente a este interrogante, el 65,5% afirmó realizar esta práctica. Entonces aquí, un cuestionamiento interesante a plantear es si ¿el adiestrar el algoritmo no funcionaría como solución para mantener una relación sana con la aplicación?
Aquí podemos observar dos prácticas que pueden ser significativas: limitar el tiempo de uso en Instagram y el ser capaces de buscar un contenido alternativo, lo cual, inconscientemente deconstruye el algoritmo que consume a los jóvenes por horas. Resulta interesante la lucha o “resistencia” identificada por Leandro Porcel, porque esto demuestra que la juventud se preocupa por el cuidado de su salud mental y se enfrenta a la adicción que pueden generar las redes sociales.
Si bien el estudio fue realizado específicamente con estudiantes de Comunicación Social, es posible presumir que lo que sucede con ellos también le ocurre a otros estudiantes o trabajadores. Estos en cierta medida y espacio manifestaron su preocupación frente a la sobreinformación y sobreestimulo que se recibe de las redes sociales. No sólo es importante tener en cuenta y llevar a cabo la variedad de soluciones frente a la desintoxicación del uso de aplicaciones, sino también es fundamental seguir trabajando en los estudios acerca de estas problemáticas que están presente en nuestra vida cotidiana.
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